'Todos deberíamos tomarnos la salud mental en serio y hacer nuestro mejor esfuerzo todos los días para asegurarnos de que nos ocupamos de ella', dice el campeón olímpico de esquí.
Al principio de su carrera de esquí olímpico, Lindsey Vonn no habló sobre la depresión.
Ella lo vio como un signo de debilidad y no entendió el impacto que estaba teniendo en ella. Además, en la sociedad estadounidense en ese momento, la salud mental no era exactamente el tema del día
Ojalá hubiera podido, o hubiera sido lo suficientemente fuerte para, hablar de eso en las primeras partes de mi carrera, dice Vonn. Pero creo que cuanto más envejezco y más apoyo recibo de los demás, más me doy cuenta de que no hay vergüenza en ello.
Es por eso que, con la gente que pronto estará prestando atención a otros Juegos Olímpicos, Vonn, de 36 años y ahora retirado de la competencia, está ansioso por hablar sobre la salud mental y los factores estresantes que enfrentan los atletas.
Sinceramente, siento que todo el mundo debería tener un terapeuta, dice. Debería ser como tener un dentista o un pediatra. Todos deberíamos tomarnos en serio la salud mental y hacer nuestro mejor esfuerzo todos los días para asegurarnos de que nos ocupamos de ella.
Vonn ganó dos medallas en los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010 y una tercera en Pyeongchang en 2018. En 2012, reveló que había estado luchando contra la depresión, que afecta a su familia, durante más de una década y tomando antidepresivos para controlar sus síntomas.
Vonn tiene tres perros en los que dice que se ha apoyado en los momentos difíciles. Adoptó a uno de sus perros, Leo, en 2014 mientras se recuperaba de una lesión en la rodilla que la hizo perderse los Juegos de Sochi. Y Vonn trajo a otra, Lucy, con ella mientras viajaba para competir en los últimos años de su carrera, incluidos los Juegos Olímpicos de Pyeongchang.
Creo que los perros te brindan un nivel de amor y apoyo incondicional que, desafortunadamente, no obtienes de los humanos, dice. Lucy no sabe que corro de esquí. A ella no le importa. Ella está feliz cada vez que entro por la puerta. Para mí, eso siempre me dio una sensación de paz y estabilidad.
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